Sura II (dos), La Vaca: parte 1 (1-20)

1. A. L. M. He aquí el libro que no ofrece duda; él es la dirección de los que temen al Señor;
2. De los que creen en las cosas ocultas y de los que observan puntualmente la oración y
hacen larguezas con los bienes que nosotros les dispensamos;
3. De los que creen en las revelaciones enviadas de lo alto a ti y ante ti ; de los que creen con certeza en la vida futura.
4. Ellos solos serán conducidos por su Señor; ellos solos serán bienaventurados.
5. En cuanto a los infieles, les es igual que les hagas o no advertencias: no creerán.
6. Dios ha puesto un sello en sus corazones y en sus oídos; sus ojos están cubiertos por una venda y les espera el castigo cruel.
7. Hay hombres que dicen: Creemos en Dios y en el día final, y, sin embargo, no son del
número de los creyentes.
8. Procuran engañar a Dios y a los que creen; pero sólo se engañarán a sí mismos, y no lo comprenden.
9. Un achaque tiene su asiento en sus corazones, y Dios no hará más que acrecentarlo; le está reservado un doloroso castigo, porque han tratado de embusteros a los profetas.
10. Cuando se les dice: No cometáis desórdenes en la tierra, ellos responden: Lejos de eso, introducimos en ella el buen orden.
11. ¡Ay! cometen desórdenes, pero no lo comprenden.
12. Cuando se les dice: Creed, creed como creen tantos otros, responden: ¿Hemos de creer como creen los necios? ¡Ay! ¡Ellos mismos son los necios; pero no lo comprenden!
13. Si hallan creyentes, dicen: Somos creyentes; pero desde el momento en que se han
unido en secreto a sus tentadores, dicen: Estamos con vosotros y nos reímos de aquéllos.
14. Dios se reirá de ellos; les hará persistir largo tiempo en su rebelión yendo errantes a inseguros de aquí allá.
15. Ellos son los que han comprado el error con la moneda de verdad; pero su comercio no les ha aprovechado; ya no se dirigien por la senda recta.
16. Se asemejan al que ha encendido fuego: cuando el fuego ha difundido su claridad sobre los objetos que le rodean y cuando Dios lo quita de pronto, dejándolos en las tinieblas, no pueden ver.
17. Sordos, mudos y ciegos, no pueden ya volverse atrás.
18. Se parecen a los que, cuando cae de lo alto de los cielos una nube cargada de tinieblas, de truenos y de rayos, se tapan los oídos con los dedos a causa del estrépito del trueno y por temor a la muerte, en tanto que el Señor envuelve por todas partes a los infieles.
19. Poco falta para que el rayo los prive de vista; cuando el rayo brilla, caminan a favor de su claridad, y cuando los sume en las tinieblas, se detienen. Si Dios quisiese, les quitaría la vista y el oído, pues es omnipotente. ¡Oh hombres!, adorar a vuestro Señor, al que os ha creado, a vosotros y a los que os han antecedido. Temedme.
20. Dios es el que os ha dado la tierra por lecho y el que ha construido los cielos como un
edificio sobre vuestras cabezas; él es el que hace descender el agua de los cielos y el que
hace germinar con ella los frutos destinados a alimentarnos. No atribuyáis socios a Dios.
Ya lo sabéis.

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